La defensa de la profesión
Desde hace algún tiempo, el gremio bibliotecológico reacciona con alternativas e iniciativas para que se nos reconozcan salarios acordes a la importancia de nuestro trabajo (boicot de avisos, manejo de la oferta/demanda, veto de ciertos empleadores, etc.) Si una institución carece de fondos para pagar a un profesional, no puede violar la ley a costa de los pobres practicantes, siempre hay opciones, lo que siempre falta es voluntad para construir un equipo humano que trabaje a gusto con el reconocimiento y respeto personal como base del éxito.
Lamentablemente, el daño ya es grande, y va costar recuperar nuestra "tasa de interés" pese a no ser "tantos" bibliotecólogos en el Perú. No basta con exigir destrezas también hay que pagar por ellas, además no se contratan autómatas, (ya una colega cuestionó una oferta laboral en el que el bibliotecario “pueda cumplir funciones” que son obvias en su profesión), pues da a entender que nuestras actividades (técnicas y científicas) para organizar el conocimiento y responder a la demanda de información las pueden hacer cualquiera. Así a la larga, se afecta el valor del carácter clave de la especialidad lo que explica que los salarios se vayan a pique.
Asimismo, ha sido buena la reacción contra los requerimientos de personal bajo ciertos “requisitos” de apariencia física, edad, sexo, etc. ya que constituyen discriminación, anulación o alteración de igualdad de oportunidades, una infracción bien penada (Ley No. 26772), ocasionalmente aparecen avisos que dan vergüenza ajena por la manera de describir las “cualidades” requeridas más para recrear la vista en lugar de promover competencias profesionales con un sueldo a la altura.
No se debe regalar nuestro trabajo, que no nos vengan con que “tienen que ganarse el aumento” (que nunca llega y muchos retienen a sus profesionales porque no tienen dónde ir). Tolerar la mala oferta laboral coadyuva a la proliferación de cuadros permanentemente insatisfechos que solo producen mediocres resultados, en cambio, si valoras la profesión, tienes cultura corporativa y eres coherente con los valores que predicas entonces vas a transmitir la satisfacción suficiente para cumplir exitosamente las metas de tu unidad de información. Hay que amar lo que uno hace pero además que te paguen bien por hacerlo.
Lamentablemente, el daño ya es grande, y va costar recuperar nuestra "tasa de interés" pese a no ser "tantos" bibliotecólogos en el Perú. No basta con exigir destrezas también hay que pagar por ellas, además no se contratan autómatas, (ya una colega cuestionó una oferta laboral en el que el bibliotecario “pueda cumplir funciones” que son obvias en su profesión), pues da a entender que nuestras actividades (técnicas y científicas) para organizar el conocimiento y responder a la demanda de información las pueden hacer cualquiera. Así a la larga, se afecta el valor del carácter clave de la especialidad lo que explica que los salarios se vayan a pique.
Asimismo, ha sido buena la reacción contra los requerimientos de personal bajo ciertos “requisitos” de apariencia física, edad, sexo, etc. ya que constituyen discriminación, anulación o alteración de igualdad de oportunidades, una infracción bien penada (Ley No. 26772), ocasionalmente aparecen avisos que dan vergüenza ajena por la manera de describir las “cualidades” requeridas más para recrear la vista en lugar de promover competencias profesionales con un sueldo a la altura.
No se debe regalar nuestro trabajo, que no nos vengan con que “tienen que ganarse el aumento” (que nunca llega y muchos retienen a sus profesionales porque no tienen dónde ir). Tolerar la mala oferta laboral coadyuva a la proliferación de cuadros permanentemente insatisfechos que solo producen mediocres resultados, en cambio, si valoras la profesión, tienes cultura corporativa y eres coherente con los valores que predicas entonces vas a transmitir la satisfacción suficiente para cumplir exitosamente las metas de tu unidad de información. Hay que amar lo que uno hace pero además que te paguen bien por hacerlo.
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