
Demás estaría comentar el tremendo escándalo ocurrido acerca de la corrupción de los funcionarios y personajes implicados en la
"Petrocoima" o
Petrogate. Igual de preocupante es nuestra imagen como país que mostramos. Como hecho anecdótico, me enteré de esto cuando veía el
telediario de TVE. Desde que se inventó el teléfono, siempre hubo quienes han querido escuchar la conversación ajena. Se dice que en toda la historia de la humanidad, siempre han existido espías. En este caso, contra la corrupción, la condena es unánime, todos nos deberíamos sentir avergonzados e indignados que estas cosas tengan ribetes internacionales. Pero hay otro tema que aflora de esta noticia y es aquel que trata sobre la forma cómo es que esta información llegó, por importante y de interés público que sea, no deja de ser pertinente la discusión sobre qué intereses se mueven detrás del destape de esta terrible corrupción. La pregunta entonces es ¿Quién nos está espiando? ¿Quién tiene esa tamaña facultad? ¿Quién se ha beneficia de todo esto? ¿Es permisible hasta que punto?

Estas cosas también son para preocuparse, a diferencia del primer vladivideo del 14 de septiembre del año 2000 la prueba del delito no provino de la misma fuente ni fueron ellos mismos a quienes "se les escapó" el audio de sus conversaciones, a no ser que uno de ellos, haya estado grabando al otro para chantajearlo después, quien sabe. Mucho de esto tiuene que ver con la ética periodística, una buena charla con
Juan Gargurévich puede ser más que ilustrativa.
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